El sábado pasado fui de excursión matinal con unos amigos. Estuvimos caminando alrededor del santuario de la Virgen de Cuadros, en Bedmar. Cuando volvíamos hacia los coches, pasamos por delante del santuario. Alguien dijo de entrar en la ermita para ver a la patrona de Bedmar. Entramos. En el silencio del lugar sagrado, se oía arrastrar unos pies, que se dirigían hacia el presbiterio de la ermita. Era una madre que llevaba agarrado de las dos manos a un niño de siete u ocho años. Lo acompañó hasta dejarlo delante de la Virgen, y éste encendió una vela. La madre miraba a la patrona de la comarca y se le veía que estaba rezando. Al ratito, la madre acompañó al niño hasta el exterior del santuario, agarrándolo de las mano. El niño no podía caminar sólo. Al salir de la visita a la Virgen, uno de nosotros se dirigió hacia el muchacho y su madre.
-¿Cómo te llamas?.
-Sergio. Respondió el niño.
-¿De dónde eres?
-De Madrid. He venido a ver a la Virgen.
Sergio le dijo que estudiaba en un colegio de su ciudad, y que había venido desde Madrid, y que
el mismo día se volvería a la capital de España.
Antes de subirnos a los coches, para volver a nuestra ciudad, alguien dijo:
-¿Os habéis fijado cómo rezaba la madre? Se veía claramente lo que le pedia a la Virgen.
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