miércoles, 26 de diciembre de 2007

Mi tía y las felicitaciones de Navidad

Aprendí de niño a decorar mi domicilio con las felicitaciones de Navidad que llegaban a casa. Cuando pasaban estos días las guardaba, y conservo muchísimas de muchos años.
Ahora que soy un poco mayor sigo haciendo lo mismo y, como gracias a Dios, tengo muchos amigos me llegan muchas y muy variadas todos los años. Este año las he puesto al lado del niño Jesús de la entrada de casa.
El otro día vino mi tía, Antonia, a visitarnos, y como la puerta estaba abierta entró en casa sin llamar. Cuando llegó al salón apareció con dos felicitaciones, que me habían enviado dos amigos en los que aparecían ellos con toda su familia, sin ningún motivo navideño. Mi tía un poco enfadada, me dijo que eso no era una felicitación de Navidad, que sí, que era una familia, pero no la familia por la que se celebra la Navidad.

A favor del niño y la mujer

Reproduzco el artículo de Benigno Blanco en el periódico El Mundo el día 23 de diciembre.
Frente al aborto sólo cabe, en mi opinión, una solución justa: proteger siempre al niño no nacido y proteger siempre a la mujer embarazada. Cualquier otra propuesta que se olvide de uno de los dos resultará incompatible con la dignidad humana.
Afrontar racionalmente el debate sobre el aborto exige mirar la realidad implicada en su totalidad: una mujer y un niño que crece en su interior (omito al padre de la criatura, que con frecuencia deja sola a la mujer ante este drama, porque las leyes españolas no le permiten decidir al respecto). Los dos forman parte del drama del aborto. Los dos serán víctimas si el aborto llega a consumarse: el niño dejará de existir; y la mujer tendrá que asumir para siempre la responsabilidad y las consecuencias de su decisión. El aborto es una forma de violencia tanto contra el niño que es abortado como contra la mujer que aborta.
Sé que el uso de la palabra niño provocará ya el rechazo o la sonrisa displicente de algún lector; pero eso, un niño, es el fruto de la concepción según la literalidad de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y según nuestros conocimientos sobre el origen e identidad genética del ser humano: donde existe una unidad biológica humana con patrimonio genético singular e individualizado dotado de la capacidad de autodespliegue, es decir, donde existe el fruto de la concepción, existe un ser humano; si no existiese ya en ese momento, no habría ningún otro episodio posterior en el que podamos comprobar que se produce un cambio tal que permita afirmar que antes de ese momento no era un individuo humano y después sí lo es.
La afirmación anterior puede ser de consecuencias exigentes -necesariamente lo será la constatación de que estamos hablando de un ser humano cuando de decidir sobre el derecho a la vida del no nacido se trata- pero cerrar los ojos a la realidad sólo garantiza una opinión errónea: olvidando o falseando los datos de un problema, la solución nunca puede ser acertada. Si el diagnóstico es erróneo, la terapia será necesariamente equivocada. Precisamente, el gran error de algunos planteamientos actuales sobre el aborto es el apriorismo de cerrar los ojos y negar parte de la realidad implicada: algunos hacen abstracción del niño que muere, como si su vida no fuese un dato del problema, sino un prejuicio, algo abstracto o subjetivo, algo en lo que no merece la pena detenerse. Hablar del aborto sin hablar del niño que muere es una inmensa hipocresía; la misma que olvidar a la mujer sola, agobiada por la responsabilidad y las consecuencias de la maternidad imprevista, sin apoyos ni alternativas a sus problemas tan reales y en ocasiones tan dramáticos.
En la España de nuestros días nos encontramos con una legislación injusta porque permite acabar con la vida del niño ante la indiferencia social en determinadas circunstancias de conflicto y plazos, y porque deja a la mujer sola ante esta decisión como si fuese su problema en exclusiva. La llamada ley del aborto vigente lo que dice y transmite es: mujer, si estás embarazada y es un problema para ti, decide tú misma si acabas con el embarazo o si te quedas con tus problemas tu sola; ni en un caso ni en otro encontrarás apoyo social ni solidaridad, arréglatelas como puedas. Algunos han hecho un negocio muy lucrativo de esta soledad de la mujer propiciada por la ley: esos abortorios convertidos en fábricas de dinero en islas ajenas al Estado de Derecho donde, a cambio de un puñado de euros, se aborta en serie, con frialdad industrial y olvido de las cautelas, garantías y plazos legales, como está reflejando la prensa las últimas semanas. Y las autoridades responsables de velar por el Estado de Derecho -la Fiscalía, las administraciones sanitarias...- miran para otro lado ayudando a dejar a la mujer sola.
La constatación de esta triste realidad lleva a algunos a negar el problema. Son los que dicen que es un escándalo abortar a un bebé de siete meses, pero si es de sólo... ¿cuántos?, entonces no pasa nada. Son los que no quieren pensar; se limitan a ocultar el problema real -cien mil niños que no nacen al año; cien mil mujeres cada año abocadas a algo tan terrible- y esperar a que pase la polémica en esta sociedad que consume a tal velocidad cualquier tipo de noticias. ¡Qué postura tan poco seria! Otros aprovechan para huir hacia atrás y piden la ley de plazos, es decir, no resolver ningún problema y que se legalice la eliminación de la vida de los no nacidos y se privaticen absolutamente los problemas de la embarazada; que ella sola cargue con la responsabilidad y la culpa de la decisión, mientras los demás -el Derecho, las políticas públicas, nosotros mismos- miran hacia otro lado.
Yo propongo que afrontemos el problema en toda su dimensión y en clave positiva, protegiendo siempre con el Derecho al no nacido como a uno más de nosotros -sin excepciones, sin plazos, sin circunstancias, sin hipocresías- y protegiendo siempre a la mujer con una activa política solidaria que no la deje sola ante un embarazo imprevisto. La vida del niño no nacido es también mi responsabilidad; la vida y problemas de la mujer embarazada son también mis responsabilidades. Esta forma de afrontar el problema es la única progresista: a favor del niño y a favor de la mujer; ni contra uno, ni contra la otra.
Benigno Blanco es presidente del Foro Español de la Familia.

Abortar no es progresista

Reproduzco parte del artículo de Isabel San Sebastián en el periódico El Mundo el día 22 de diciembre.
Si el feminismo consiste en luchar por conseguir la igualdad de derechos de la mujer en todos los campos, erradicando cualquier discriminación nadie me gana en feminista. Si el progresismo es entendido como el empeño por extender las libertades, otorgar a todo el mundo idénticas oportunidades, independientemente de su sexo, origen social o nacionalidad, y avanzar en la conquista de mayores costas de bienestar, soy una progresista convencida. Que soy mujer es algo que salta a la vista… ¿Dónde está escrito que para honrar esas banderas deba reivindicar el aborto?
Como mujer, como partidaria del progreso y como defensora de la igualdad me ofende profundamente que las asociaciones de féminas que se autoproclaman progresistas identifiquen su nombre con el asesinato impune de criaturas inocentes. ¿Qué tienen que ver nuestros derechos con la conculcación de la Ley? ¿A quién se le ocurre combatir la existencia de gigantesca red de fraude criminal legalizando su actuación? ¿Seremos todas más mujeres, más feministas o más progresistas por adquirir la potestad de decidir sobre la vida o la muerte de nuestros hijos?
La actual ley del aborto se basa en el principio constitucional de legítima defensa, que otorga a la madre el derecho a salvaguardar su integridad cuando se encuentre gravemente amenazada por un embarazo. Lo que acontece en la práctica en que España se ha convertido en un matadero de niños indefensos, al que acuden gentes de toda Europa dispuestos a pagar por liquidar a sus hijos sin miedo a las consecuencias. Cien mil abortos al año, y casi todos en clínicas privadas concertadas. ¿Por qué? Porque los centros de la Seguridad Social no quieren mancharse las manos con esa sangre derramada en virtud de una presunta y casi siempre inexistente amenaza para la salud psicológica de la paciente. O sea, no quieren incurrir abiertamente en una ilegalidad.
Abortar no es progresista. Es un negocio tan repugnante como lucrativo para quienes lo practican, y una experiencia por la que ninguna mujer debería pasar jamás. Lo realmente progresista, lo feminista de verdad, es trabajar para erradicar esa lacra que sufren sobre todo las mujeres y las niñas no nacidas…

viernes, 21 de diciembre de 2007

domingo, 16 de diciembre de 2007

El hombre, especie desprotegida

Me dice mi tío Luis, que el fin de semana pasado le invitaron unos amigos a hacer una excursión de senderismo. Durante el trayecto, uno de los paseantes, de vez en cuando decía: “Esta planta es especie protegida”, al ratito volvía a interrumpir la conversación y decía: “Ese animal es especie protegida”. No dejaba ni que sus compañeros se acercaran a la especie, por miedo a que le hicieran algo, como tocarla.
Mi tío la primera vez, la segunda, la tercera, la cuarta, no dijo nada, pero ya, a la quinta agarrando un compañero de senderismo le dijo al que interrumpía: “Este es un hombre, especie desprotegida, porque hay clínicas en España que practican abortos clandestinos con ocho meses de gestación”.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Francisco José Alcaraz

El miércoles pasado, 5 de diciembre, a las 19:45 horas pasé por la Plaza Santa María de Jaén. Vi un pequeño grupo de personas que conversaban, me fijé un poco más, y uno de los individuos era Francisco José Alcaraz, presidente de la AVT, Me dirigí hacia él, le saludé y le felicité por la labor de su asociación. Nuestro paisano me dio las gracias, y siguió hablando con las personas que lo rodeaban. Al día siguiente, por la prensa, me enteré que a las 20:00 horas hubo una concentración en repulsa por el asesinato de los dos guardias civiles asesinados por ETA en Francia. Si yo hubiera sido el presidente de la AVT hubiera invitado a la concentración a todo el que me saludara, pero creo que por respetar mi libertad, Alcaraz no me invitó, y eso algo que le honra.

Préstamo bancario

Hoy, domingo, ha venido mi vecina muy preocupada a comentarme que hace unos días pidió un préstamo a una entidad bancaria. Para gestionar el préstamo le pidieron como documentación la nómina, la declaración de renta, fotocopia del D.N.I, etc. A la semana, el viernes pasado, fue al notario para formalizar el préstamo. Después de firmar, a la salida de la notaría, el director de la caja le preguntó por su peso y estatura. Ella no se esperaba estas preguntas, y me dice que mintió, y le dijo unos centímetros de más de altura y unos kilos de menos de peso. Pero su mayor preocupación es saber porqué le han preguntado el peso y la estatura. Yo, para tranquilizarla, le he dicho que no tiene que ver con el préstamo, simplemente, que el algo personal del director de la caja, porque a mí jamás me han preguntado mi peso y estatura cuando he pedido un préstamo.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Mercedes Aroz

El viernes pasado hice una pequeña excursión a una sierra cercana a mi pueblo. Cuatro horas de camino, la verdad, es que dan para hablar mucho y casi de todo.
Como mis compañeros de viaje se dedicaban a contemplar las maravillas de la naturaleza, yo decidí conversar un poco para alegrarles la vida. Después de referirme a varios temas de actualidad, les dejé caer la conversión al catolicismo y la renuncia a su escaño en el senado de Mercedes Aroz. Me llevé una sorpresa mayúscula al apercibirme que tres de los cinco que me acompañaban no conocían el asunto. Mis amigos son personas que leen la prensa, oyen la radio y ven los telediarios habitualmente.
Alguno de ellos, después de contarle la historia de Mercedes me dijo que no se había enterado porque lo que yo le relataba no era del siglo XXI, y que algunos medios de comunicación les interesaba silenciarlo, porque no era políticamente correcto.

El buen pastor

Me cuenta un conocido que la semana pasada paseando por la Sierra de Cazorla se encontró con un pastor y su rebaño de ovejas. Luis, es una persona muy extrovertida y se dirigió hacia el pastor y le preguntó por las características de un buen pastor. El ganadero le respondió que un buen pastor debe tener cuatro características: Tener amor a su ganado, vigilar su rebaño, buscar pastos para sus animales, y finalmente estar atento a las necesidades de su manada. En pocas palabras, continuó el ovejero, lo mismo que el buen pastor de la Biblia.

Proivido el estiercos

En una excursión que hice con unos amigos hace unos días, cuando bajábamos de la cumbre y casi llegábamos al lugar donde teníamos los coches, en la falda de la sierra, vimos un abrigo de ganado. A lo lejos vi que en la pared había algo escrito, lo leí en voz alta y dije: -Privado… Uno de los que me acompañaban de dijo: -No pone privado, sino “proivido el estiercos, El capitan”. Al acercarme al refugio se me escapó una sonrisa, y me acordé del informe PISA, que en tan mal lugar deja a los estudiantes de nuestro país. De cinco palabras que había en la pared tres mal escritas.
Tengo que decir, que para escribir lo que estaba escrito en la pared, he tenido muchos problemas con el ordenador, porque el corrector ortográfico me lo cambiaba, quizá ésta sea la solución para los alumnos, el tener un ordenador con corrector.