jueves, 30 de octubre de 2008

Fernando III "El Santo" y la Virgen

Siempre me he preguntado porqué se le tiene tanta devoción a la Virgen María, en España, pero sobre todo en Andalucía. Hace unos días, mientras desayunaba cerca del santuario de la Virgen de Cuadros, uno de los comensales, devoto de la Virgen María me habló de Fernando III, el santo. Me decía que cuando reconquistó estas tierras andaluzas, las iglesias las dedicaba a la Virgen de la Asunción, y me puso varios ejemplos: Jaén, Bedmar, Jódar, Lupión, etc. Todos sabemos que Fernando III vivió en el siglo XIII, y el dogma de la Asunción de la Virgen fue proclamado por Pío XII el día 1 de noviembre de 1.950.
He encontrado un artículo de Víctor Manuel Dávila Vegas titulado: Las motivaciones religiosas de Fernando tercero “el Santo”, que dice cosas tan interesantes como estas: “Consideraba que en las batallas era la Virgen María la que peleaba y la que vencía, por lo que a ella le reservaba los honores del triunfo…” “La intensidad actual del culto mariano en Andalucía tiene a Fernando III como uno de sus primeros adalides históricos. El rey hacía llevar siempre consigo en las campañas en que participaba imágenes marianas. Así, la toma de Córdoba en 1236 la efectuó en compañía de una imagen llamada la Virgen de Linares, conservada ahora en el santuario del mismo nombre, situado a 12 kilómetros de la ciudad. En el caso del asedio de Sevilla el rey se hizo acompañar de tres imágenes de la Virgen María. Una de ellas es la llamada Virgen de los Reyes, que presenta en el pie derecho una flor de lis, y que fue la que entró triunfalmente en Sevilla en lugar del rey cuando se consumó la conquista de la ciudad. Por deseo del rey dicha imagen se encuentra cerca de su sepulcro, en la catedral de Sevilla. Otra de las tres imágenes mencionadas es una Virgen de plata, la cual está en medio del retablo de la iglesia Mayor de Sevilla. La tercera imagen es la llamada Virgen de las Batallas, una pequeña talla de marfil que el rey llevaba en su caballo sobre el arzón de la silla, y que también se conserva en la catedral sevillana. La devoción mariana de Fernando III pudo suponer un elemento más de contraposición a los valores e ideales defendidos por la cultura islámica, por lo que su introducción en Andalucía estaría al servicio de la renovación religiosa deseada. Dicha devoción se atisba además por una cantiga que se atribuye al rey y por los nombres dados a algunos de los templos que se habilitaron o construyeron durante su reinado en el ámbito andaluz. Entre ellos está la capilla mudéjar de Nuestra Señora de Valme en el municipio de Dos Hermanas, cuya advocación alude a una supuesta rogativa del rey en el asedio de Sevilla: “Valedme, Señora”. En campaña rezaba el oficio parvo mariano, una especie de antecedente del rosario".

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