lunes, 2 de febrero de 2009

En el paso de cebra

El sábado pasado fui a Úbeda porque había quedado con mi amigo Manolo para tomarnos un café. Al llegar al lugar del encuentro, Manolo no estaba. Le esperé unos minutos, y pensé que algo le había sucedido, porque él es muy puntual.
A los quince minutos apareció mi amigo un poco nervioso. Le pregunté qué le sucedía y me dijo:
-"Como llegaba tarde a nuestra cita, he decidido venir en coche. Cuando estaba parado en un paso de cebra para que pasaran los viandantes, he oído un golpe en la parte posterior del coche. Miro hacia atrás y es una señora rumana que grita: -"¡Me has pillado con el coche y estoy embarazada!". Al oírla, he salido del coche, y le he dicho que era imposible, porque el coche no se me había ido hacia atrás. Aparece el marido de la señora, y me dice lo mismo, que había atropellado a su señora embarazada. Mis nervios van en aumento. Les digo de llevarlos a urgencias, se suben los dos en el automóvil. Cuando vamos hacia el hospital el marido me pide el móvil y dinero. Yo veo venir que me quieren timar y les digo: "Vamos a parar un momento en la policía, que es mi centro de trabajo, para dar un recado a un compañero y seguimos nuestro camino hacia urgencias". Al oír esto, los dos se miraron y me dijo el hombre: "¡Pare el coche! y nos vamos nosotros andando, que parece que se le ha pasado el dolor a mi mujer". Querían timarme, y yo a punto de darme un infarto. ¿Cómo puede haber gente tan mala?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada uno utiliza las personas a su manera, eso no deberia sorprender tanto ¿Quizás acaso tan sólo cuando uno es el damnificado?, si lo hago yo no está tan mal.