miércoles, 24 de diciembre de 2008

Ni los jueces se ponen de acuerdo

Mi vecino Blas no tiene estudios. Toda su vida ha estado trabajando en el campo, y ahora a sus ochenta y cuatro años , jubilado, aprovecha para hacer chapuzas en su casa, y en la época de aceituna recoge sus cuatro olivas.
Como lleva unos días que no se encuentra bien de salud, no va a trabajar. Hoy ha venido a casa para estar un rato con mi padre, son amigos desde hace muchos años.
Yo tenía el periódico estaba encima de la mesa, y Blas ha aprovechado para ojearlo. Después en un rato en silencio, le oigo que dice: -¿Dónde vamos a llegar? A un juez que deja en libertad a un delincuente, que asesina a una niña le ponen una multa de 1500 €, y a otro que pone pegas, supuestamente, por una adopción lo multan con 6000 €. Es más importante una adopción que la vida de una niña. Se ve claramente que ni los jueces se ponen de acuerdo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

José Aguilar Millán desde Jaén. El sábado día 10 de enero venía una carta publicada de Gabriel Robledillo en la que el buen amigo de su padre hacía unas reflexiones y preguntas en voz alta que no tenían respuesta y por las que se sentía contrariado.

Quisiera brevemente tratar de ayudarle a encontrar respuesta a esas preguntas y solventar sus dudas. Querido Blas: Uno de los delitos más graves que un juez puede cometer es que sus prejuicios morales, sociales, impregnen su actuación, sus sentencias . No se puede no dar trámite o prejuzgar poniendo muchísimos obstáculos a un procedimiento al que está obligado por su cargo, por que no se comulgue con que los homosexuales se pueden casar o puedan adoptar. El juez tiene que ser imparcial y la justicia ciega. Si los jueces abiertamente por sus prejuicios o pensamientos impregnan todas sus actuaciones vamos “avíaos”, la justicia perdería su sentido, ya que todo dependería del juez que nos tocase y de las ideas que tenga. El juez Ferrín Calamita comete su delito a sabiendas. No creía , es más, aborrece las adopciones entre personas del mismo sexo y pone deliberadamente todos los impedimentos posibles. Se comete un delito a sabiendas. Esto, Blas, es muy grave. El caso del juez Tirado es totalmente distinto. Desde el conocimiento de la Justicia, digo que bastante tiene ese juez con poner trescientas sentencias al año y dirigir el Juzgado. Nadie debe ser condenado por los actos de otros. Los culpables de ese caso, de la muerte de esa pequeña son todos los gobiernos que han pasado, de ambos bandos , que no han dotado a la Justicia de los medios adecuados. Cito a cualquiera para que se dé un vuelta por cualquier Juzgado de España y verá como se amontonan los expedientes, el retraso endémico que existe, la falta de medios humanos y materiales, y con todo esto ahora queremos crucificar, buscar un culpable, una cabeza de turco en el pobre juez Tirado. Siento lo de la pequeña, como no puede ser de otro modo, pero el culpable no es el juez Tirado, sino el Estado, que no ha sabido de dotar de medios a la Justicia. Que den los medios oportunos, y que luego exijan responsabilidades. Pero no se pueden amparar en la condena ejemplarizante hacia un juez para eludir su responsabilidad. Estoy con el juez Tirado y comparto la tristeza de los padres, pero deberían de demandar al Estado que es el responsable. Nadie debe responder por los errores de otros, y por la falta de medios humanos y materiales que existen en los Juzgados de España. Con el funcionamiento de actual de la Justicia era imposible que el juez Tirado pusiese haberse dado cuenta de que el asesino tenía una ejecutoria pendiente. Doten de medios y luego pidan responsabilidades en su más alta extensión. Esperando estas líneas le hayan ayudado en algo, reciba un cordial saludo, Blas, de Jódar.