Mi cabreado diputado...
Voy a dirigirme al Jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, que está bordando su complicado papel, para que proponga la concesión en tu favor de la Gran Cruz del Mérito Civil por los servicios prestados a la Corona.
Nada mejor le podía pasar en estos momentos al Rey que un ener-gúmeno de panfleto preuniversitario, tras quemar públicamente la Constitución, aprobada por la voluntad general del pueblo libremente expresada, completara su pirueta incitando al asesinato: «Muerte al Borbón».La casi totalidad de los españoles está contra la violencia y el guerracivilismo y a favor de la concordia y la conciliación que propugnó Juan III desde su exilio en Estoril y que ampara su hijo Juan Carlos I. No es casualidad que, año tras año, en las encuestas del CIS, la Monarquía figure como la institución más valorada por el pueblo español.
Desde el 23-F no se había producido en toda España una reacción tan unánimemente favorable al Rey como la que tú has provocado.Eso ha permitido a muchos subrayar el papel que la Corona desempeña en España: el arbitraje y la moderación entre instituciones.
Gracias a ti, políticos, catedráticos, periodistas, intelectuales, comentaristas, tertulianos de las más varias tendencias y los más diversos pelajes se han puesto de acuerdo y se han sentido ofendidos por tu incitación al crimen contra una persona que se limita a cumplir lo que le manda la Constitución, tras impulsar la operación de devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada tras la guerra incivil por el Ejército de Franco.En toda Europa conviven Monarquías y Repúblicas sin problemas.Y tan respetable es el republicano austriaco o francés como el monárquico británico o danés.
Sé que es muy duro para ti. Pero, al agradecerte el servicio impagable que has hecho a la Corona con tu energumenismo, te recuerdo que en la relación que todos los años hace la ONU, de los doscientos países del mundo por orden de calidad de vida y desarrollo, entre las diez primeras naciones figuran siete Monarquías parlamentarias. Entre las quince primeras, aparecen once Monarquías parlamentarias. En el último referéndum Monarquía-República celebrado, por cierto en la nación de vanguardia del mundo, Australia, arrolló la Monarquía parlamentaria. Como cuestión de hecho, en fin, entre las naciones políticamente más libres del mundo, socialmente más justas, económicamente más desarrolladas, culturalmente más progresistas, se encuentran las Monarquías parlamentarias europeas y asiáticas. España, entre ellas. Por mucho que te encabrite el asunto, mi irritado congresista.
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