viernes, 2 de octubre de 2009

2 octubre, aniversario de la fundación del Opus Dei

Comentario que hoy haré en el programa de Radio Jaén"Hoy por hoy".
Hoy, 2 de octubre, se celebra un nuevo aniversario de la fundación del Opus Dei. Queda lejano en el tiempo, aquel año de 1928 en el que en la capital de España, Madrid, un joven sacerdote de 26 años, Josemaría Escrivá de Balaguer, vio esta institución de la iglesia, que es camino de santidad en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano. La prelatura de la iglesia católica se ha extendido por todo el mundo, y el Opus Dei trabaja en más de ochenta países.
A veces, algunos dirían que siempre, nos debemos de fijar en la vida de los santos, porque ellos nos dan ejemplo de valores, y formas de actuar que nosotros podemos imitar. Uno de los ejemplo que nos dan, es el saber perdonar, sin hacer listas de agravios o Memoria Histórica
En la vida de san Josemaría hay hechos que se podrían catalogar de Memoria Histórica. Él siempre los afrontó perdonando, y animando a los que estaban a sus alrededor para que también perdonaran y olvidaran.
En la obra de Andrés Vázquez de Prada, "El fundador del Opus Dei", se pueden leer varias anécdotas relacionadas con lo que estoy comentando. Nos situamos en el año 1933, 8 de enero, un grupo de revolucionarios anarquistas son encarcelados en Barcelona. San Josemaría, a los pocos días, va a visitar a unos universitarios a la cárcel, y éstos le cuentan que no tienen trato con los anarquistas, porque son contrarios a la religión. El fundador del Opus Dei les aconsejó respeto para con esas personas, lo mejor era mostrarles con cariño sus errores y tratarles amistosamente. A la semana jugaban partidos de fútbol mezclados unos con otros.
La siguiente anécdota la copio del libro del Vázquez de Prada: "Hacía meses que la guerra había acabado cuando, un día, el sacerdote tuvo que coger un taxi en Madrid. Como era costumbre, enseguida se puso a charlar con el conductor, a hablarle de Dios, de la santificación del trabajo y de la convivencia, y de olvidar la desgracia por lo que había pasado España. El taxista le escuchaba y no habría la boca. Cuando llegó a su destino y se bajó don Josemaría, aquel hombre le preguntó:
-"Oiga, ¿dónde estaba usted durante el tiempo de la guerra?"
-"En Madrid", le contestó el sacerdote.
-"¡Lástima que no le hayan matado!", replicó el taxista.
No dijo una palabra don Josemaría. Ni hizo el más leve gesto de indignación. Antes al contrario, con mucha paz preguntó al taxista:
-"¿Tiene usted hijos?" Y como el otro hiciese un gesto afirmativo, añadió al precio de la carrera una buena propina:
-"Tome, para que compre unos dulces a su mujer y a sus hijos."
Creo que estas dos anécdotas sí que son Memoria Histórica, y algo, que como decía al principio, tendríamos que imitar, porque "agua pasada no mueve molino".
Y, por último, Concha, decirte que hoy tengo una corazonada en Copenhague.

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