
Hace tiempo escribí, respecto a esta enfermedad, que los toros no se ven lo mismo desde la barrera que en la plaza. El alhzeimer lo sufren los enfermos, pero quien en realidad lo sufre son los cuidadores, que como dice Ana: “pierden prácticamente su vida…” Los que son cuidadores de enfermos y los que lo hemos sido, queremos romper una lanza a favor de las personas que nos han echado una mano para cuidar a nuestros enfermos. Gracias, porque nos habéis dado un respiro cuando nuestra salud mental ha estado al borde del precipicio. A veces han sido diez minutos, los que os habéis quedado con nuestros enfermos, que a nosotros nos han servido para desintoxicarnos, y eso no tiene precio. Han sido: vecinos, amigos, voluntarios, cáritas, etc. Y es de bien nacidos ser agradecidos.
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