El jueves pasado me llamaron del periódico Jaén para entrevistarme. El motivo es saber algo de mi vida, por las muchas cartas al director que me publican. Vino Nuria al colegio, estuvimos hablando, y éste es el resultado, que se publicó el domingo 16 de noviembre.
Su jefe, el director del colegio Altocastillo de Jaén, Manuel Quesada Moral, interrumpe la entrevista para dejar constancia de la magnifica labor que realiza Gabriel al frente del gabinete de prensa de la escuela. Y es que los medios de comunicación le fascinan desde que era un adolescente: ha colaborado en programas de radio, se encarga de la página web del centro, es el artífice de un elaborado blog personal en internet (http://hablaenplata/. blogspot.com) y colabora asiduamente, desde que tiene uso de razón, en la sección de “cartas al director” de varios periódicos, entre ellos, Diario JAEN. Incluso ha participado como concursante en algún
que otro programa de televisión. Además, es tesorero de la Asociación de Enfermos de
Alzhéimer Sierra Mágina de Jódar, su pueblo. Todas estas actividades, a las que se dedica con entusiasmo y auténtica vocación, no le restan tiempo a su labor como profesor de Francés.
Señalar el trabajo bien hecho es uno de los objetivos de sus escritos, cargados de mensajes positivos y buenas intenciones, fruto de su fe cristiana.
—¿Recuerda la primera carta que le publicó un medio de comunicación?
—Empecé a escribirlas a los 17 años. La primera fue por los años ochenta, para felicitar a la emisora de radio Cadena Catalana por retransmitir el Ángelus. Casi todos mis escritos son positivos. Recuerdo que una vez escribí sobre un ave que, supuestamente, sobrevolaba Barcelona. Gracias a esta carta descubrí la influencia que tienen las “cartas al director”. Por aquel entonces se estaban publicando varias cartas al respecto en La Vanguardia, y yo escribí una asegurando que la había divisado por donde yo vivía, en un pueblo que se llama Bellvei. Me llamó mucha gente que no se dio cuenta de que toda la cadena era mentira.
—¿Siempre escribe alabanzas?
—La mayoría, pero a veces no te puedes quedar callado frente a ciertos acontecimientos. La última carta es una que titulé Ubi Sunt? Preguntaba “¿dónde están los sindicatos en estos tiempos de crisis?”, si hubiera sido otro gobierno el que estuviera en el poder saldrían corriendo a manifestarse. Lo mismo ocurre con las artistas que salían en los medios con el cartel de “No
a la guerra”. Hace nada han asesinado a dos soldados en Afganistán y nadie se ha pronunciado
al respecto. Mi próxima tratará sobre las declaraciones de José Bono porque, a mí mi jefe no me felicita por venir al trabajo. Lo hace por otras cosas, pero no por cumplir con mi deber. Son
cosas que no me parecen justas, pero sobre todo me gusta hablar de cosas positivas, porque
estimula más que te feliciten que te echen una bronca.
—¿Es así, también, con sus alumnos?
—Sí. Me lo paso fenomenal con los chicos. Muchas veces les hablo de mis cartas. Y
los felicito por las cosas positivas. A los chavales les estimula que les digas “¿ves cómo puedes?” y que reconozcas su trabajo.
-¿Encuentra mucha diferencia entre los alumnos a los que se tuvo que enfrentar cuando se inició como profesor y los chicos que van a sus clases hoy en día?
—Mucha. No se puede comparar, siempre digo lo mismo. Mis primeros alumnos no tenían internet y sólo veían la televisión pública. Todo lo que les envuelve ha cambiado, así que ellos no pueden ser los mismos.
—Vivió muchos años en Tarragona. ¿Por qué se marchó de Jaén?
—Porque todos somos emigrantes. Mi padre se quedó sin trabajo y tuvimos que emigrar, por eso me dan mucha pena los emigrantes. Yo tenía catorce años, y me empleé en un matadero de
aves. Estuve 16 años trabajando matando pollos en Tarragona. Mientras tanto me saqué BUP,
COU y la carrera de Filología Hispánica. Trabajaba 8 horas al día y por las tardes iba a la universidad. Me saqué la carrera en cinco años.
—Después se marchó a Navarra a estudiar.
—Soy miembro agregado del Opus Dei, y el prelado me propuso estudiar Teología en la Universidad de Navarra, y me fui allí. Entonces sí que pude disfrutar del campus, porque
en Barcelona no tuve tiempo de vivir el ambiente universitario. Hice el doctorado sobre
La Cruz en Calderón de la Barca. Pero me tuve que venir antes de terminar el doctorado.
—¿A Jódar?
—Sí, mis padres volvieron cuando se jubilaron. Yo soy muy galduriense. Dicen que “a tu tierra, grulla, aunque sea a la pata coja”, y yo dejé Navarra porque mi madre se puso enferma de alzhéimer y la he estado cuidando cinco años, hasta que murió. Mi padre tiene una trombosis cerebral. Pero estoy muy contento del tiempo que he pasado con ella. Es una enfermedad muy mala, pero te queda la satisfacción de saber que has hecho lo que has podido.
—¿Echa de menos Cataluña? ¿Le gusta volver de vez en cuando?
—Sí. Allí tengo mucha gente querida. Yo quise aprender catalán, y lo hablo. Trabajé en un programa de radio que se llamaba Temps de Cultura, en catalán. Entrevisté a gente importante, como Luis del Olmo, Julia Otero, a jugadores de fútbol del Barça, a Alfonso Guerra...
—¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
—Fui al colegio Virgen de Fátima de Jódar. Recuerdo con mucho cariño a una maestra: Doña Consuelo. Esa señora me enseñó a rezar el Ángelus, y creo que a partir de ahí mi vida cambió. Seguí yendo a misa los domingos, me confesaba de vez en cuando... Y ya en Tarragona,
mientras mataba pollos, conocí el Opus Dei y, a los 18 años pedí la admisión como miembro
agregado.
—Como profesor y religioso, ¿qué opina sobre la polémica que envuelve a la asignatura Educación para la Ciudadanía?
—Yo a la Iglesia la veo como a mi madre, porque yo pertenezco a la Iglesia, así que cuando alguien la critica, a mí me duele. Lo que intenta es advertirnos y nos dice: “tened cuidado con lo que se dice de la eutanasia, o del aborto, o de la Educación para la Ciudadanía”, y tiene, como madre, el derecho y el deber de hacerlo. Otra cosa es que los que formamos parte de la Iglesia hagamos cosas mal. Yo hago muchas cosas mal, pero no la Iglesia, porque es Santa. Sobre esta asignatura, tengo que decir que los primeros educadores son los padres, y si los padres no
están de acuerdo con la asignatura me parece fenomenal. El Gobierno no puede decir nada sobre la ética y la moral de las personas, sobre eso deciden los padres.
—¿Cuáles son sus aficiones? ¿Qué le gusta hacer en el tiempo libre?
—Disfruto mucho leyendo. Me gusta estudiar y leer el periódico. Me encanta todo lo relacionado con los medios de comunicación, intervengo en programas de radio, he participado en concursos de televisión... y soy tesorero de la Asociación de Alzhéimer Sierra Mágina de Jódar. Llena mucho hacer algo por la gente. Es fundamental y muy bonito dedicar tiempo a los demás,
sobre todo si son necesitados. Le dedicamos bastantes horas a la semana a la causa. El
alzhéimer es una enfermedad que no deseo que la padezca ni mi peor enemigo. Los cuidadores necesitan mucha ayuda. Soy también el encargado de mantener el contacto con los antiguos alumnos del colegio. Es impresionante encontrarte con uno y ver que ha tenido un hijo, por ejemplo. 17 años como profesor son muchos años.
1 comentario:
Muy interesante el articulo, me ha gustado mucho.
Un saludo.
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