viernes, 14 de noviembre de 2008

Carme Chacón

Hasta hace un año aproximadamente, me consideraba una persona de lágrima fácil. Cuando tocaba llorar, lloraba; y cuando tocaba reír, reía. Cuando veía a alguien que relataba en televisión, una desgracia y lloraba, a mí se me ponía un nudo en la garganta y también lloraba. Si alguien lloraba de alegría, porque le había tocado la lotería, por ejemplo; yo también lloraba de gozo. Mis amigos y conocidos se burlaban de mí, y yo les decía que hacía lo que tocaba en cada momento, llorar, reír, callar, hablar, etc. Cada acción tiene sus efectos.
El lunes pasado me volví a emocionar cuando vi. a Carme Chacón, la ministra de defensa, llorar en los funerales de los dos soldados asesinados en Afganistán. Me pareció normal que se le cayeran las lágrimas en un acto tan emotivo, porque era lo que tocaba en ese momento.

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