En estos días ha sido noticia y se ha comentado en todos los medios de comunicación, la forma que utilizó Rosa Aguilar, exalcaldesa de Córdoba, para comunicar al coordinador de su partido, I.U, que dimitía de su puesto de edil de la ciudad cordobesa, porque iba a formar parte del gobierno de José Antonio Griñán, en la Junta de Andalucía, con la cartera de Obras Públicas o Fomento.
Rosa le comunica a Cayo Lara su dimisión por medio de un sms, o sea, que le envió un mensaje telefónico. Tengo que reconocer que desconozco las palabras concretas que utilizó la alcaldesa, aunque seguro que utilizó alguna abreviatura, como hacemos todos los que mandamos sms, algo que me parece muy mal, y destroza nuestra lengua. Eso lo comentaré otro día.
El sms me parece ideal para: recibir la nota de un examen, saber el tanto por ciento de polen, el día que tenemos que acudir a la consulta del médico, noticias de última hora, etc. Todas estas funciones son impersonales, y me parece un buen medio recibirlas por un mensaje.
Hace unas semanas planeé con un compañero hacer un viaje con nuestras respectivas familias. Acordamos que a medida que la fecha del evento se fuera acercando, nos pondríamos en contacto, por si había surgido algún problema. El tiempo fue pasando, y ayer me llamó Javier y me dijo: -“Te podría haber enviado un sms, pero como es algo importante, he preferido llamarte, para comentarte algo del viaje de nuestras familias”. Que me llamara por teléfono, y me dijera lo del medio de comunicación, me hizo pensar, y examinarme cuándo yo utilizo este instrumento de las NNTT: Felicitar la Navidad, año Nuevo, santos y cumpleaños; felicitar por el nacimiento de los hijos; felicitar por toda clase de eventos; decir que llego tarde a una cita; preguntar por el estado de alguna gestión; dar las gracias por alguna cosa; etc. He pensado que no lo voy a volver a hacer, y menos enviar el mismo mensaje a varias personas, porque se pierde la personalidad del que la recibe.
Con un mensaje, la acción queda muy fría. En cambio, con una llamada telefónica la comunicación es mucho mejor y más personal, en esta sociedad en la que todos vamos corriendo y con muchas prisas.
Ayer celebraban su santo dos amigos que comparten el mismo nombre. Llamé a uno de ellos para felicitarle y me dice: -“Muchas gracias, pero te has equivocado es mañana”. Aprovechó para decirme que era un detalle, por mi parte, el acordarme de onomástica. Hablamos un rato de toda clase de temas, y disfrutamos un rato de conversación. Hoy, a través de la radio los quiero felicitar a los dos, aunque, a primera hora de la mañana, ya los he llamé personalmente.
Dejemos el sms para mensajes impersonales, y llamemos por teléfono o visitemos a los que queremos comunicarnos con ellos. Si Concha García me hubiera enviado un sms para colaborar en su programa, no le hubiera hecho el menor caso, en cambio, como me llamó por teléfono aquí estoy.
Por cierto, el viaje a Canarias no puede ser, a mi amigo no le dan vacaciones para la fecha que teníamos prevista.
Rosa le comunica a Cayo Lara su dimisión por medio de un sms, o sea, que le envió un mensaje telefónico. Tengo que reconocer que desconozco las palabras concretas que utilizó la alcaldesa, aunque seguro que utilizó alguna abreviatura, como hacemos todos los que mandamos sms, algo que me parece muy mal, y destroza nuestra lengua. Eso lo comentaré otro día.
El sms me parece ideal para: recibir la nota de un examen, saber el tanto por ciento de polen, el día que tenemos que acudir a la consulta del médico, noticias de última hora, etc. Todas estas funciones son impersonales, y me parece un buen medio recibirlas por un mensaje.
Hace unas semanas planeé con un compañero hacer un viaje con nuestras respectivas familias. Acordamos que a medida que la fecha del evento se fuera acercando, nos pondríamos en contacto, por si había surgido algún problema. El tiempo fue pasando, y ayer me llamó Javier y me dijo: -“Te podría haber enviado un sms, pero como es algo importante, he preferido llamarte, para comentarte algo del viaje de nuestras familias”. Que me llamara por teléfono, y me dijera lo del medio de comunicación, me hizo pensar, y examinarme cuándo yo utilizo este instrumento de las NNTT: Felicitar la Navidad, año Nuevo, santos y cumpleaños; felicitar por el nacimiento de los hijos; felicitar por toda clase de eventos; decir que llego tarde a una cita; preguntar por el estado de alguna gestión; dar las gracias por alguna cosa; etc. He pensado que no lo voy a volver a hacer, y menos enviar el mismo mensaje a varias personas, porque se pierde la personalidad del que la recibe.
Con un mensaje, la acción queda muy fría. En cambio, con una llamada telefónica la comunicación es mucho mejor y más personal, en esta sociedad en la que todos vamos corriendo y con muchas prisas.
Ayer celebraban su santo dos amigos que comparten el mismo nombre. Llamé a uno de ellos para felicitarle y me dice: -“Muchas gracias, pero te has equivocado es mañana”. Aprovechó para decirme que era un detalle, por mi parte, el acordarme de onomástica. Hablamos un rato de toda clase de temas, y disfrutamos un rato de conversación. Hoy, a través de la radio los quiero felicitar a los dos, aunque, a primera hora de la mañana, ya los he llamé personalmente.
Dejemos el sms para mensajes impersonales, y llamemos por teléfono o visitemos a los que queremos comunicarnos con ellos. Si Concha García me hubiera enviado un sms para colaborar en su programa, no le hubiera hecho el menor caso, en cambio, como me llamó por teléfono aquí estoy.
Por cierto, el viaje a Canarias no puede ser, a mi amigo no le dan vacaciones para la fecha que teníamos prevista.
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