A primeros de enero apareció un ingreso de 1578,08 €. Nosotros no esperábamos un ingreso de esta cantidad, si acaso de 15 €, que es la cuota de nuestros socios. Me dirigí al señor de la ventanilla, y le dije que había un error, que esa cantidad no era nuestra. Él comprobó, muy amablemente, lo que yo le dije, y muy a pesar mío, me contestó que el dinero era nuestro, que era un donativo que alguien había hecho a nuestra asociación.
Muy contento, llamé a Luisa, la presidenta de la asociación, y le dije lo que me había ocurrido, así como el nombre de la persona que había hecho ese fabuloso donativo.
La presidenta fue, personalmente, a casa de esta persona, y le dio las gracias por su generoso donativo. Esta persona le dijo a Luisa, que había prometido, si sacaba una oposición donar su primer sueldo a una asociación de nuestro pueblo.
Luisa le dijo que con su dinero íbamos a contratar a dos auxiliares de enfermería para que asistieran a nuestros enfermos de alhzeimer en sus casas. El donante, según la presidenta, se emocionó y se le saltaron las lágrimas de alegría, a la vez que le daba las gracias a Luisa por lo que íbamos a hacer con su dinero.
Estamos en una sociedad en la que nos quejamos de todo: que no hay valores, que todo el mundo va a su aire, que no pensamos en los demás, que somos unos egoístas, etc., pero de vez en cuando pasan cosas como esta, que te animan a seguir ayudando a los demás. ¿Quién ha dicho que no hay gente generosa?
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