jueves, 21 de febrero de 2008

El ruido de las campanas

La semana pasada por razones laborales llamé por teléfono a un conocido de nuestra provincia. Al poco de iniciar la conversación, escuché, a través del teléfono, un ruido ensordecedor, era de campanas de una iglesia. Le pregunté a mi interlocutor:
-¿Qué es eso?
-¿El qué?
-El ruido de las campañas, ¿eso es todos los días y a todas horas? Le pregunté.
-Sí, es el reloj de la iglesia. Toca las horas, las medias y los cuartos, desde las ocho de la mañana a las doce de la noche.
-¿Y aguantas tanto ruido?
-Claro, es algo normal, después de tantos años, los vecinos nos hemos acostumbrado. Es más, si el reloj se avería, lo echamos de menos, y parece que nos falta algo. El sacerdote trasladó el reloj a otro templo de la parroquia, y los vecinos nos enfadamos y le pedimos que lo devolviera. Así lo hizo, y estamos contentos con nuestro reloj, es como de la familia.
Después, también me dijo, que los vecinos no entendían porqué en algunos pueblos se quejan del relojes de la iglesias o de los ayuntamientos, cuando toda la vida ha habido relojes y nadie se ha quejado.

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