miércoles, 26 de diciembre de 2007

Abortar no es progresista

Reproduzco parte del artículo de Isabel San Sebastián en el periódico El Mundo el día 22 de diciembre.
Si el feminismo consiste en luchar por conseguir la igualdad de derechos de la mujer en todos los campos, erradicando cualquier discriminación nadie me gana en feminista. Si el progresismo es entendido como el empeño por extender las libertades, otorgar a todo el mundo idénticas oportunidades, independientemente de su sexo, origen social o nacionalidad, y avanzar en la conquista de mayores costas de bienestar, soy una progresista convencida. Que soy mujer es algo que salta a la vista… ¿Dónde está escrito que para honrar esas banderas deba reivindicar el aborto?
Como mujer, como partidaria del progreso y como defensora de la igualdad me ofende profundamente que las asociaciones de féminas que se autoproclaman progresistas identifiquen su nombre con el asesinato impune de criaturas inocentes. ¿Qué tienen que ver nuestros derechos con la conculcación de la Ley? ¿A quién se le ocurre combatir la existencia de gigantesca red de fraude criminal legalizando su actuación? ¿Seremos todas más mujeres, más feministas o más progresistas por adquirir la potestad de decidir sobre la vida o la muerte de nuestros hijos?
La actual ley del aborto se basa en el principio constitucional de legítima defensa, que otorga a la madre el derecho a salvaguardar su integridad cuando se encuentre gravemente amenazada por un embarazo. Lo que acontece en la práctica en que España se ha convertido en un matadero de niños indefensos, al que acuden gentes de toda Europa dispuestos a pagar por liquidar a sus hijos sin miedo a las consecuencias. Cien mil abortos al año, y casi todos en clínicas privadas concertadas. ¿Por qué? Porque los centros de la Seguridad Social no quieren mancharse las manos con esa sangre derramada en virtud de una presunta y casi siempre inexistente amenaza para la salud psicológica de la paciente. O sea, no quieren incurrir abiertamente en una ilegalidad.
Abortar no es progresista. Es un negocio tan repugnante como lucrativo para quienes lo practican, y una experiencia por la que ninguna mujer debería pasar jamás. Lo realmente progresista, lo feminista de verdad, es trabajar para erradicar esa lacra que sufren sobre todo las mujeres y las niñas no nacidas…

No hay comentarios: