lunes, 14 de marzo de 2011

A Chema

Querido Chema:
Cuando me acosté el domingo pasado, no me podía ni imaginar que el lunes serías noticia en todos los medios de comunicación de nuestra provincia. Ese día llegué al colegio, como siempre, con unos minutos de antelación. No me crucé con nadie, hasta llegar a la capilla del colegio. Allí se me acercó un profesor, y me dio la maldita noticia con voz temblorosa. Su mensaje no pudo ser más escueto y demoledor:  "Chema ha tenido un accidente de tráfico con la moto; ha muerto”. Me quedé estupefacto, sin aliento.  En ese momento me entró un escalofrío en el cuerpo, y sólo pude rezar.
El domingo por la noche en la Avenida de Barcelona ibas con tu moto y colisionaste con un coche.  El fuerte impacto de tu ciclomotor contra el otro vehículo echó a los vecinos a la calle, alarmados por el ruido. Allí, lo de siempre en estos casos: ambulancias, ruidos de sirenas, policías… y curiosos.
Intentaron reanimarte, pero no hubo solución, ya era tarde. Nos dejaste en el umbral de tus dieciséis años, cuando tu rostro empezaba a brillar con el fulgor de la primavera de tu vida, cuando tu corazón latía valientemente en busca de los más intrépidos anhelos, cuando tu alma empezaba a acumular  la experiencia de  los valores más puros. Lo peor es que no te dejaste despedir de tu familia y amigos.
El lunes, poco a poco, los alumnos y profesores iban acudiendo al colegio. La noticia corría como la pólvora, a  tus profesores y  compañeros  les cambiaba la cara, y acudían a sus ojos lágrimas de rabia. ¡No podía ser! ¡Era imposible!
Empiezan las clases, tu pupitre, vacío, era objeto de las miradas lacrimosas de tus compañeros con los rostros demudados, reflejando el dolor y la amargura. Tus amigos no tienen ganas de estar en clase, todos querían rezar por ti. La capilla del colegio se fue llenando de personas, que lloraban.
Tu tutor, se paseaba por el pasillo consolando a tus compañeros, todos querían ir a verte al tanatorio, para rezar ante tu cadaver. En el colegio se oficiaron varias misas por tu alma. No te puedes imaginar el silencio de los asistentes.
Chema, ¡te echamos de menos!
No sé por qué te cuento todo esto, tú ya lo conoces, porque desde arriba nos ves, y estás con nosotros. Es el consuelo que nos queda  ¡Acuérdate de tus amigos y familia!  
Respecto al examen de Francés, no te preocupes por la nota, tienes un diez.  

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