Ha empezado el nuevo curso escolar, y como casi todos los años saltan a los medios de comunicación temas relacionados con la enseñanza, y sobre todo con la disciplina de los alumnos: el programa Pisa, el absentismo escolar, la falta de motivación de los muchachos, la violencia en las aulas respecto a los compañeros y profesores, el tú o el usted, el maltrato de los padres por parte de los hijos, etc.
La sociedad, que es consciente que tenemos un problema entre manos, siempre busca alguien a quien “cargarle el muerto”.
“La culpa es del gobierno, por el tipo de enseñanza que tenemos, en 20 años hemos cambiado varias veces: Logse, Loe, etc”. Dicen algunos. “La culpa es de los alumnos, que han perdido el respeto a todo. Ahora no tienen motivación. En mi época…”. “La culpa es de los profesores, que no tienen autoridad para imponerse a los jóvenes” dicen los otros.
El gobierno es el que tenemos, y yo creo que lo intenta hacer bien, aunque eso es tema de otra colmena.
Los alumnos son como son. Y no podemos hacer nada, hace 30 años eran diferentes a hace 20, y estos diferentes a los de hace 10, y estos no se parecen en nada a los que tenemos ahora en las aulas.
La sociedad va cambiando, hace 15 años Internet no existía, y ahora no sabemos vivir si él. Entonces no había móviles y ahora tenemos todos.
Los profesores nos preparamos las clases, intentamos motivar a nuestros alumnos, nos formamos para mejorar nuestro trabajo, intentamos estar a la última en nuestras asignaturas, y lo más importante, tenemos verdadera vocación para la enseñanza., aunque a veces no podamos hacerlo tan bien como quisiéramos.
¿Y los padres? ¿Qué hacen los padres por sus hijos? ¿Están pendientes de su educación? ¿Saben educarlos? Quiero recordar en este punto, que los encargados de educar a los hijos, son los padres. Los profesores, simplemente, les ayudamos en este cometido. Y me sigo preguntando ¿Saben apoyar las decisiones de los profesores respecto a sus hijos? Por todos es bien sabido, lo ocurrido en Pozuelo. Unos jóvenes atacan una comisaría de policía. El juez les pone como sentencia volver a casa los fines de semana antes de las 22 horas. ¿Y qué hacen los padres? Decir que es una sentencia injusta. Muy mal, los padres deben de apoyar a la autoridad.
¿Se preocupan de los estudios sus hijos? ¿Se entrevistan con el tutor de sus hijos varias veces durante el curso? ¿Preguntan a sus hijos por sus inquietudes? ¿Salen de vez en cuando, con ellos a ver una película, un partido de fútbol, tomarse una cerveza? ¿Controlan qué series de televisión ven? ¿Las ven con ellos? Expertos en educación critican series como los “Simpson”, “Física y Química”, “90-60-90”, etc. Lo que aparece en la pequeña pantalla los jóvenes lo ven como normal: alumnos que no estudian; que maltratan a sus compañeros; que fuman; beben; pasan de la autoridad de sus padres; modos de vivir; formas de hablar; en una palabra, falta de valores.
Ser padres no es dejar al niño en el colegio a las 8 de la mañana y recogerlo a las 14 horas. Ser padres es mucho más que todo esto.
Los padres deben de afrontar también el problema de la enseñanza. Si vamos juntos padres y profesores la enseñanza mejorará, y el cambio será radical. Si cada uno va por su lado, no lograremos educar a la juventud, y la cosa irá a peor.
Acabo con estas preguntas dirigidas a los padres: ¿Cómo estoy educando a mis hijos? ¿En qué puedo mejorar? ¿Me puedo implicar un poco más en la enseñanza de mis hijos?
La sociedad, que es consciente que tenemos un problema entre manos, siempre busca alguien a quien “cargarle el muerto”.
“La culpa es del gobierno, por el tipo de enseñanza que tenemos, en 20 años hemos cambiado varias veces: Logse, Loe, etc”. Dicen algunos. “La culpa es de los alumnos, que han perdido el respeto a todo. Ahora no tienen motivación. En mi época…”. “La culpa es de los profesores, que no tienen autoridad para imponerse a los jóvenes” dicen los otros.
El gobierno es el que tenemos, y yo creo que lo intenta hacer bien, aunque eso es tema de otra colmena.
Los alumnos son como son. Y no podemos hacer nada, hace 30 años eran diferentes a hace 20, y estos diferentes a los de hace 10, y estos no se parecen en nada a los que tenemos ahora en las aulas.
La sociedad va cambiando, hace 15 años Internet no existía, y ahora no sabemos vivir si él. Entonces no había móviles y ahora tenemos todos.
Los profesores nos preparamos las clases, intentamos motivar a nuestros alumnos, nos formamos para mejorar nuestro trabajo, intentamos estar a la última en nuestras asignaturas, y lo más importante, tenemos verdadera vocación para la enseñanza., aunque a veces no podamos hacerlo tan bien como quisiéramos.
¿Y los padres? ¿Qué hacen los padres por sus hijos? ¿Están pendientes de su educación? ¿Saben educarlos? Quiero recordar en este punto, que los encargados de educar a los hijos, son los padres. Los profesores, simplemente, les ayudamos en este cometido. Y me sigo preguntando ¿Saben apoyar las decisiones de los profesores respecto a sus hijos? Por todos es bien sabido, lo ocurrido en Pozuelo. Unos jóvenes atacan una comisaría de policía. El juez les pone como sentencia volver a casa los fines de semana antes de las 22 horas. ¿Y qué hacen los padres? Decir que es una sentencia injusta. Muy mal, los padres deben de apoyar a la autoridad.
¿Se preocupan de los estudios sus hijos? ¿Se entrevistan con el tutor de sus hijos varias veces durante el curso? ¿Preguntan a sus hijos por sus inquietudes? ¿Salen de vez en cuando, con ellos a ver una película, un partido de fútbol, tomarse una cerveza? ¿Controlan qué series de televisión ven? ¿Las ven con ellos? Expertos en educación critican series como los “Simpson”, “Física y Química”, “90-60-90”, etc. Lo que aparece en la pequeña pantalla los jóvenes lo ven como normal: alumnos que no estudian; que maltratan a sus compañeros; que fuman; beben; pasan de la autoridad de sus padres; modos de vivir; formas de hablar; en una palabra, falta de valores.
Ser padres no es dejar al niño en el colegio a las 8 de la mañana y recogerlo a las 14 horas. Ser padres es mucho más que todo esto.
Los padres deben de afrontar también el problema de la enseñanza. Si vamos juntos padres y profesores la enseñanza mejorará, y el cambio será radical. Si cada uno va por su lado, no lograremos educar a la juventud, y la cosa irá a peor.
Acabo con estas preguntas dirigidas a los padres: ¿Cómo estoy educando a mis hijos? ¿En qué puedo mejorar? ¿Me puedo implicar un poco más en la enseñanza de mis hijos?
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