He leído en la carta pastoral del Prelado del Opus Dei del mes de marzo las siguientes palabras:
"Aprovecho estas líneas para agradecer nuevamente a mis hijas y a mis hijos, y a tantas otras personas que cuidan de los enfermos y de las personas ancianas, su dedicación generosa a esta labor: ¡cómo les sonríe Dios! No se me oculta que, en ocasiones, en esa tarea quizá brote el cansancio. Pero entonces volvamos los ojos a una realidad muy clara a la luz de la fe: atender a quienes no pueden valerse por sí mismos, tanto en el propio hogar como en otros lugares, nos introduce derechamente en el Corazón misericordioso del Señor. Esmerémonos en dedicarles nuestros mejores servicios, sin regatear jamás el sacrificio personal".
Me han recordado las palabras del papa Francisco en XXIII Jornadas de los enfermos. http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/sick/documents/papa-francesco_20141203_giornata-malato.html
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