
Hace unos meses me llegó una multa del ayuntamiento. La sanción era porque me había pasado un semáforo en rojo. Yo no era consciente ello, y llamé al ayuntamiento en cuestión para que me dieran alguna referencia de mi infracción. Simplemente me dijeron que me había visto un municipal, y que me había multado. Yo le pregunté si había foto, o testigos, etc, me dijeron que la autoridad es autoridad, y que me lo tenía que creer.
Se lo comenté a un amigo, abogado, y éste me dijo que él recurriría la multa, y que ganaríamos.
Pasó el tiempo, y a los dos meses, me llegó la misma multa, diciéndome que tenía que pagarla, que ya no tenía descuento. Le llevé el resguardo a mi amigo, y me hizo otra vez el paripé: ¿pero, cómo? No se enteran, etc. Yo me empecé a mosquear, y me dio la impresión que no había hecho nada, pero a pesar de todo, yo seguía confiando.
A los seis meses otra vez la dichosa multa, que ya no me acuerdo lo que decía. Se la volví a enseñar a mi abogado. No te preocupe, esto lo arreglo yo, me dijo.
Hace tres días me ha llegado la multa con apremio de embargo, hoy la he pagado, por cierto 100 € más de lo inicialmente.
¡Gracias, amigo!
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