jueves, 28 de enero de 2010

De buena ley



Todos los días, cuando llego a casa, alrededor de las 14:30 horas la señora que me ayuda en las faenas de la casa tiene puesta la televisión, y concretamente telecinco. A esa hora comienza un programa que se llama "De buena ley".
El argumento del programa es muy sencillo, dos personas que tienen un problema y exigen que un juez medie entre ellas. Uno de los implicados expone sus razones delante del juez. Cuando acaba, es el contrario quien argumenta su posición, y después de oírles y escuchar también lo que le pide una parte a otra, se retira a deliberar.
Mientras que el juez delibera, el público, que asiste al programa, da su opinión sobre lo expuesto por las partes. Por supuesto, que unos están a favor del demandante y otros a favor de la parte contraria. Cuando ha pasado un tiempo razonable, aparece de nuevo el juez que dicta sentencia. Una vez haya dictado la sentencia se acaba el programa.
Tengo que reconocer, que son temas de actualidad los que se tratan en el programa, y como pasa siempre en estos casos, uno, interiormente, está a favor o en contra.
La semana pasada, no recuerdo el día, el tema era de candente actualidad.
Una pareja joven de recién casados estaban delante del juez. A los pocos meses de casarse la madre del marido cayó enferma, y el hijo se vio obligado a llevarse a su madre a su nueva casa para cuidarla, porque era hijo único. La esposa le pedía en el juicio, que dejara a la madre o que se rompía el matrimonio, ¡que se divorciaba de su marido!, a pesar del poco tiempo que llevaban casados.
El joven argumentaba que era su madre y que tenía que cuidarla. La esposa decía que ella era la esposa, y que tenía que dedicarle tiempo.
Hasta ahí todo bien, pero cuando empezaron las intervenciones del público, me quedé asombrado, casi una mayoría le aconsejaban que dejara a la madre, y que se preocupara solamente de la esposa. No sólo se lo decían chavales jóvenes, que puedes pensar, es la juventud, ¡no!, también personas mayores.
Estuve toda la tarde pensando, y dándoles vueltas. ¿Qué está fallando en la familia? ¿Qué estamos haciendo mal, para que a una madre se la deje tirada como una colilla? ¿Quién tiene la culpa?
Me gustó mucho una de las últimas actuaciones del público, concretamente una chica joven, que le preguntó a la esposa si su madre la había cuidado de pequeña, la recién casada dijo que sí. También le hizo una segunda pregunta:¿qué harías si en vez de su suegra, fuera su madre? Le respondió que la cuidaría, porque era su madre. Me quedé sin palabras.
Por cierto, el juez le dio la razón al marido, diciéndole que tenía el deber y la obligación de cuidar de su madre.

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