Sr. Director:
Leo en el periódico El Mundo que al abogado Sierra, condenado a nueve años de prisión, por el caso "Saqueo de Marbella", y con alhzeimer, no le quieren dar el tercer grado, porque no cumple los requisitos.
Desde que leí esta mañana la noticia, no he dejado de darle vueltas, porque por desgracia, los que hemos sufrido esta "maldita" enfermedad, en algún ser querido, nos ponemos en la situación de la familia de este preso, que no puede estar a su lado en estos momentos tan críticos.
Tal como dice la señora del recluso, "lo tienen que bañar, vestir, controlar la tarjeta del peculio, ayudarle a comer y a beber... padece incontinencia y no recibe el tratamiento ni las terapias que necesita". Creo que si está en esta situación, es una falta de todo, que este señor esté en prisión, por muchas cosas que haya hecho. Este señor, ya no sabe ni quién es. Su esposa en la entrevista dice que no la reconoce.
Estas afirmaciones las hago, no porque sea médico, sino por la experiencia que tengo de esta "endemoniada" enfermedad.
Si otros reclusos han sido excarcelados por menos, y no quiero poner ejemplos, es de justicia que este abogado salga de la prisión, y reciba el cariño y los cuidados de su familia en los últimos momentos de su vida.
2 comentarios:
Está claro que ni conoces los delitos por los que se le ha condenado, ni mucho menos conoces a personas afectadas por las estafas, manipulaciones y amenazas de este delincuente. Personas que simplemente trataban de ganarse la vida honradamente, y que gracias al comportamiento mafioso de este delincuente, se vieron afectadas en sus vidas privadas.
Pero tranquilo, mala hierba nunca muere; eso, en el caso de que sea verdad, y no otra mentira de tantas.
El alhzeimer es una enfermedad muy dura, no para el enferno, que no se entera de nada, pero los familiares más próximos lo pasan muy mal.
Creo que es un deber de justicia que lo hayan excarcelado.
Como dice el anterior comentario no conozco a nadie de los estafados, ni manipulaciones, etc., pero este señor en la cárcel no hacía nada, porque no era consciente del lugar en el que estaba.
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