domingo, 25 de mayo de 2008

Eurovisión 2008

Ayer, como todos los años, me fui a la cama enfadado por culpa del festival de Eurovisión. No quiero ni hablar de la canción de España, porque creo que es muy fácil hacer leña del árbol caído. Lo que más me disgustó, era que el presentador acertaba a quién iba a votar cada país, algo increíble, pero cierto. En vista del compadreo que hay entre los países, yo propongo dos soluciones para arreglar esta deficiencia. Eliminar el festival y dedicarnos a otra cosa; o que el jurado esté formado por expertos del mundo de la canción, así triunfará el mejor tema, y canciones como la francesa y la inglesa estarían mejor clasificadas.

El ataque a las tarimas

El viernes pasado compartí mesa y mantel con unos amigos, que hacía mucho tiempo que no se veían. A lo largo de la cena fueron recordando acontecimientos de cuando eran más jóvenes: amigos, colegio, universidad, ciudad de residencia, etc.
Uno de los que tenía mi lado, que es profesor universitario, agarró el micrófono, y después de presentarse y hablar de sus recuerdos de hace 25 años, dijo que en los últimos años se había perdido el respeto a los que están encima de una tarima: profesores, jueces y Dios.
Han pasado unos días desde la cena, y pienso que este amigo tiene toda la razón. El ambiente de repudio y de falta de respeto hacia estas tres instituciones es habitual, por desgracia, en nuestra sociedad del siglo XXI. Todos somos conscientes de los ataques a la Iglesia y la justicia, y la falta de autoridad por parte de los profesores en las aulas.

viernes, 16 de mayo de 2008

La Virgen de Fátima de Jódar




La titular de mi parroquia es la Virgen de Fátima. Hace muchos años la Virgen el día 13 de Mayo pasaba siempre por mi calle. Desde hace unos años sólo pasa de vez en cuando. Este año hemos tenido suerte y ha pasado por nuestra calle, la calle Cádiz. Los vecinos hemos adornado la calle, y algunos hemos construido un altar. En las fotos aparece la Virgen delante de casa, y el altar que construí con la ayuda de mi prima María Dolores.

martes, 6 de mayo de 2008

El la la la de Massiel

He escuchado en la televisión que quieren quitarle a Massiel, España, el título de ganadora del festival de Eurovisión del año 1968 por la canción: "la la la". ¡Esto es lo que nos faltaba!, con lo que nos gusta presumir a los españoles de nuestro premio de Eurovisión. Después de 40 años, será difícil retirar de nuestra retina aquellos momentos tan importantes, que todos vivimos en la televisión en blanco y negro.
Como esta iniciativa siga adelante, y nos quedemos sin el premio, costará mucho conseguir otro éxito como aquél.
Ya sé que el año 1969 con Salomé también ganamos, pero fue compartido con tres países más, y no es lo mismo.

50 razones para rezar el rosario

Cuando recibo un correo electrónico colectivo jamás lo abro, y menos si lleva un fichero adjunto, porque habitualmente es para criticar o alabar de una manera exagerada a alguna persona o alguna institución. Pero, hoy me ha picado la curiosidad al leer el asunto del correo: “50 razones para rezar el rosario”.
Lo he abierto, y han ido apareciendo 50 jóvenes que daban toda clase de explicaciones de porqué rezaban el rosario: “Porque me hace ser mejor”, “porque es fácil rezarlo”, “porque lo aprendí de niño”, “porque estoy enamorado”, “porque es mi madre”, “porque es la Madre de Dios”, “porque me hace ser mejor”, “porque no quiero dejar de hacerlo”, “porque me encanta decir piropos”, “porque confío en Ella”, “porque me encanta mirarle a los ojos”, “porque estoy triste”, “porque no me importa lo que diga la gente” … Después de leerlo, he enviado a mis amigos y conocidos el enlace http://www.youtube.com/watch?v=YxjjyXhO9EA, invitándoles a abrirlo, porque vale la pena.

sábado, 3 de mayo de 2008

Cruz de Mayo en Jódar

En Jódar existe la bonita costumbre de celebrar la antigua fiesta de la Cruz de Mayo. Procesiona por casi todo el pueblo el Cristo de la Misericordia, al cual se le tiene mucha devoción. Se dice que donde hay un galduriense, hay un cuadro del Señor de la Misericordia.
Desde hace unos años, la concejalía de festejos del ayuntamiento organiza el concurso de las cruces de Mayo. Hay dos modalidades: asociaciones y privados.
La Asociación de Alhzeimer “Sierra Mágina” ha participado por primera vez en el concurso, y ha ganado el primer premio.

jueves, 1 de mayo de 2008

Las ofensas de Gala a la Iglesia Católica

Carta publicada por Josefa Bustamante Corpas el día 1 de mayo de 2008 en El Mundo
Sr. Director:
Los artículos de Antonio Gala atacan obscenamente a la Iglesia Católica son enfermízamente patológicos. Más de la mitad de sus opiniones van en ese sentido. Contrasta con el sumiso respeto hacia la religión musulmana.
Hace poco, incluso se atrevió a vaticinar el fin del cristianismo como lo conocemos. Carlos Marx hizo lo mismo y murió él antes que la religión. A Gala le pasará igual.
Su radicalismo anticatólico es rayano con el fundamentalismo laicista. No soporta a quién tiene la fe católica. Hace unos días, en cierto modo, justificó la quema de iglesias durante la guerra civil porque dice que esta institución "se mete en las instituciones públicas", refiriéndose a los comités éticos consultivos de los hospitales donde hay sacerdotes, o por la existencia de profesores de religión.
Desde su sección, Gala tiraniza sin piedad, canallamente, a los católicos, directa o indirectamente, faltándonos el respeto. Es evidente con quien puede. Habla de la antipatía que dice despertar la Iglesia y desconoce la que él despierta en personas que viven su religiosidad sin ofender a nadie, respetando las convicciones de los demás, cosa que desde su pedestal, altanero y creyéndose un diosecillo laicista no hace.

Amor a la Cruz

El pasado 8 de septiembre de 2007, participé como ponente en las II Jornadas de Formación de la Misericordia, que se celebraron en Jódar. Pronuncié una conferencia titulada "Amor a la Cruz". Al poco tiempo la hermandad me pidió un extracto de la misma, que me han publicado en la revista "Misericordia 2008"

Entre otras, hay dos citas fundamentales en el Evangelio en las que el Señor que habla de la cruz: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” (Lucas 9,23) “Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.” (Mateo 28,30)
Cristo nos da ejemplo agarrando Él primero la Cruz. Y para imitarle nos puede ayudar contemplar la Humanidad Santísima de Jesucristo. Él era hombre igual que nosotros, pero sin dejar de ser Dios. Cristo padecía hambre, sed, lloraba, se cansaba, etc.
En el Románico, la mayoría de los crucificados, representa a Cristo Rey. Más tarde, en los siglos XV-XVI y siguientes, las imágenes de los crucificados reflejan la Humanidad Santísima, Cristo que sufre en la cruz, no como rey, sino como hombre. En el siglo de Oro tenemos este soneto que nos puede servir como ejemplo:

“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera”. [1]

Acarrear la cruz cuesta, pero tenemos el ejemplo del Señor, a Él le costaba llevar la cruz por las calles de Jerusalén. “Hay en el ambiente una especie de miedo a la cruz, a la cruz del Señor. Y es que han empezado a llamar cruces a todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y no saben llevarlas con sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural. ¡Hasta quitan las cruces que plantaron nuestros abuelos en los caminos!”. [2] Pero para llegar a la santidad es necesario encontrar y llevar la cruz. Lope de Vega dice:

“Sin cruz, no hay gloria ninguna
ni con cruz, eterno llanto;
santidad y cruz es una;
no hay cruz que no tenga santo,
ni santo sin cruz alguna.”[3]

Y Santa Rosa de Lima afirma: “Fuera de la cruz no hay otra escala por donde subir al cielo.”

Hay dos formas de llevar la cruz, que todos tenemos. Porque algo debe de quedar claro, todo el mundo tiene su cruz, más grande o más pequeña, pero cruz. A. Con alegría. Porque la alegría tiene sus raíces en forma de cruz. B. Con mala cara y asqueado.
Santa Teresa de Jesús, que ella sabía mucho de cruces, nos recuerda:

“En la Cruz está la vida y el consuelo,
y ella sóla es el camino para el cielo...
Toma, alma mía, la Cruz, con gran consuelo,
que ella es el camino para el cielo”.[4]

San Josemaría escribe:”Tener la Cruz, es tener la alegría: ¡es tener a Ti, Señor![5] Por lo tanto, tenemos que aceptar la cruz que nos mande el Señor: muerte de un ser querido, una enfermedad, un problema económico o laboral, una contrariedad, una humillación, una incomprensión, etc. E incluso, buscar nosotros nuestra propia cruz: pequeñas mortificaciones, guarda de los sentidos, curiosidad, quejas, la lengua, etc.
“¡Qué hermosas esas cruces en el centro de los montes, en lo alto de los grandes monumentos, en el pináculo de las catedrales!... Pero la Cruz hay que insertarla
también en las entrañas del mundo. Jesús quiere ser levantando en alto, ahí: en el ruido de las fábricas y de los talleres, en el silencio de las bibliotecas, en el fragor de las calles, en la quietud de los campos, en la intimidad de las familias, en las asambleas, en los estadios… Allí donde un cristiano gaste su vida honradamente, debe poner con su amor la Cruz de Cristo, que atrae a Sí todas las cosas”.[6]
¿Cómo hacer para que Cristo triunfe en nuestros quehaceres ordinarios? “Antes de empezar a trabajar, pon sobre tu mesa o junto a los útiles de tu labor, un crucifijo. De cuando en cuando, échale una mirada… Cuando llegue la fatiga, los ojos se te irán hacia Jesús, y hallarás nueva fuerza para proseguir en tu empeño”.[7]
Porque nos hemos dado cuenta de la importancia de la cruz en nuestras vidas, podemos imitar a tres personajes que aparecen en la pasión del Señor. De los tres podemos aprender algo. Dos de los personajes buscan al Señor, el tercero se encuentra con Cristo, y con la cruz, por casualidad.
La Verónica sale al encuentro de Jesús, no tiene respetos humanos, hace un acto de amor a Cristo al limpiarle el rostro. Es un ejemplo de virtudes para los demás: amabilidad, serenidad, paz, paciencia, respeto, cortesía, cariño, etc. ¿Nosotros damos ejemplo de cristianismo? ¿Tenemos respetos humanos? ¿Tenemos miedo al qué dirán de nuestro comportamiento como cristianos? La Verónica no tuvo ningún respeto y se acercó al señor, a cambio Él le miró con su mirada amabilísima.
A Simón de Cirene le fuerzan a que lleve la cruz del Señor, él pone al principio una resistencia, él pasaba por allí. No está dispuesto a llevar una cruz ajena. Después descubre lo que es compartir la cruz con el Señor. También descubre la mirada de agradecimiento de Cristo. ¿Nosotros compartimos la cruz? ¿Ayudamos a otros con su cruz? ¿Acudimos cuando nos faltan las fuerzas al Señor que está en la cruz?
El encuentro de María con la Cruz es silencioso. Madre e Hijo vierten el uno en el otro su propio dolor. Nadie se fija, María, en ese instante, recuerda la profecía de Simeón.
Y estando Cristo clavado en la Cruz, Dimas, el buen ladrón, le roba el corazón y el cielo. “Acuérdate de mí… ”. Decía Juan Ramón Jiménez que le había robado el cielo en el último momento.
En la cruz, el Señor nos da lecciones de amor, muriendo por nosotros; paciencia, perdonando a los que lo insultan; humildad, el mismo Dios se somete a los hombres; obediencia, hace la voluntad del Padre; desprendimiento, siendo Dios vive y muere pobre, etc.
La cruz está muy relacionada con la Eucaristía. La Santa Misa es el sacrificio incruento de la cruz. El que venera la cruz venera la Eucaristía.
Ejemplo de todo lo anterior es la oración al Cristo de la Misericordia:

Adórote, Jesús amante mío
Por mí crucificado fieramente;
Acúsome de ser yo el delincuente,
Más no de clemencia desconfío.
Tu sangre más que el agua de un río,
Vale para lavar al penitente
Que de haberte ofendido se arrepiente,
Lamentando su loco desvarío.
Lávame con la sangre sacrosanta
Que vertieron tus llagas por el suelo;
Válgame de la Virgen el consuelo
Que dístemes por Madre pía y santa.
Sea tu Cruz mi insignia y mi modelo,
Señal de viva fe que al diablo espanta. Amén

[1] Soneto anónimo
[2] San Josemaría Escrivá. Via Crucis.Ediciones Rialp S.A. 1981, p. 37
[3] Lope de Vega. Rimas Sacras. BAE, Vol. 35, p.337
[4] Santa Teresa de Jesús. Obras Completas Poesías. Aguilar. Madrid. P.762 s.
[5] San Josemaría. Forja 766. Ediaciones Rialp S.A. 1976.
[6] San Josemaría Escrivá. Via Crucis.Ediciones Rialp S.A. 1981, p. 108
[7] Ídem. P.109

La cruz en tres décimas de Calderón de la Barca

Este artículo me lo han publicado en la revista "Misericordia 2008"
" Árbol, donde el cielo quiso
dar el fruto verdadero
contra el bocado primero;
flor del nuevo paraíso;
arco de luz, cuyo aviso
en piélago más profundo
la paz publicó del mundo,
planta hermosa, fértil vid,
arpa del nuevo David,
tabla de Moisés segundo.


Pecador soy; tus favores
pido por justicia yo,
pues Dios en ti padeció
Sólo por los pecadores.
A mí me debes tus loores,
que por mí solo muriera
Dios, si más mundo no hubiera.
Luego eres tú cruz por mí,
que Dios no muera en ti
si yo pecador no fuera

Mi natural devoción
siempre os pido con fe tanta,
no permitieseis, Cruz santa,
muriese sin confesión.
No seré el primer ladrón
que en vos se confiese a Dios.
Y pues que ya somos dos,
-y yo no lo he de negar- ,
tampoco me ha de faltar
redención que se obró en vos”.
(La devoción de la cruz. vv.2276-2305)

Este texto está incluido en la obra de Pedro Calderón de la Barca “La devoción de la Cruz” El personaje principal, Eusebio, está a punto de morir y antes de su fallecimiento recita estos versos a la cruz.
La composición son tres décimas[1]. Todo el texto es una personificación de la cruz. El personaje se dirige a la cruz, pero a quien realmente dirige su oración es a Jesucristo. La oración es un verdadero acto de contrición.
Para los estudiosos de la filología y de la teología estas tres décimas están cargadas de teología.
En la primera décima Calderón compara elementos del Antiguo con el Nuevo Testamento, que hacen alusiones a Jesucristo. Empieza con la palabra “Árbol”. Este término es recogido en toda la tradición de la iglesia al referirse a la cruz de Cristo. Un árbol da frutos, y la cruz de Cristo da frutos a los hombres. “- Produzca la tierra hierba verde, plantas con semillas y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su especie, con semilla dentro” (Gn 1,11). “- He aquí que os he dado todas las plantas portadoras de semilla que hay en toda la superficie de la tierra, y todos los árboles que dan fruto con semillas; esto os servirá de alimento”. (Gn 1, 29). Nuestros primeros padres pecaron, y para restaurar esa ofensa, Dios, por medio del árbol-cruz-Cristo, nos da su fruto-gracia-Cristo para el nuevo paraíso. Necesitamos comer del fruto para estar con Cristo, necesitamos la gracia de Dios para sobrevivir. Calderón insinúa que la cruz es la flor del nuevo paraíso, que ha instaurado Cristo, donde no hay pecado. Hay una tradición que dice que el Mesías abre las puertas del paraíso y da de comer del árbol de la vida a los santos.
Cristo clavado en la cruz forma con los brazos y los hombros un arco. El Arco de luz nos recuerda el pacto que hace Dios con Noé después del diluvio. “- Esta es la señal de la alianza que establezco entre vosotros y yo, y con todo ser vivo que esté con vosotros, para generaciones perpetuas: Pongo mi arco en las nubes, que servirá de señal de la alianza entre la tierra y yo”.( Gn, 9, 12-13). El comentario que hace la Sagrada Biblia, Pentateuco, a este punto nos sirve para concretar un poco más lo que estamos desarrollando. “De ahí que los Padres y escritores eclesiásticos hayan visto en el arco iris el primer anuncio de esta nueva alianza. Así, por ejemplo, Ruperto de Deutz escribe: “«En él Dios estableció con los hombres una alianza por medio de su Hijo Jesucristo; muriendo Éste en la cruz, Dios nos reconcilió consigo, lavándonos de nuestros pecados en su sangre, y nos dio por medio de Él el Espíritu Santo de su amor, instruyendo el bautismo de agua y del Espíritu Santo por lo que renacemos. Por tanto, aquel arco que aparece en las nubes es signo del Hijo de Dios…»”[2]. Pero ese arco de Luz (Cristo) trae la paz al mundo desde los más profundo del pecado, allí donde nadie ha llegado; Cristo llegó para liberar a los pecadores. Cristo desde el fondo del “mar” el cielo, trae la paz al mundo. Vid-Cristo, lo dice el Señor en el Evangelio, “yo soy la vid” a la que todos tenemos que estar unidos. El pueblo de Israel es la fértil vid que Dios trasplanta en Canaán.
El rey David con su arpa y sus canciones alababa a Dios, el nuevo David con la cruz-arpa alaba a Dios Padre. Leemos en el libro de Samuel capítulo 16, versículo 23 lo siguiente: “Cuando el espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomaba el arpa, la tañía con su mano, y Saúl sentía alivio y bienestar, pues se retiraba de él, el espíritu malo”. Cristo desde la cruz se ofrece como ofrenda al Padre. Desde la cruz alivia el dolor del Padre, nos redime.
Cristo es el segundo Moisés. Éste ha llevado el pueblo de Israel a la tierra prometida, entrega a los israelitas las tablas con los mandamientos de la Ley de Dios, el segundo, Cristo, ratifica los mandamientos en la tabla de la cruz y nos redime.
En la segunda décima, el personaje se reconoce pecador. Le recuerda a la cruz que ella no ha hecho méritos para tener crucificado a Cristo; Jesús en ella padeció y murió sólo por los pecadores. Le pide, por justicia, sus favores, ya que Cristo ha muerto por sus pecados y los de todos los hombres. Si los hombres no hubieran pecado, la cruz no tendría esa loa.
En la tercera décima, Eusebio le habla a la cruz de la devoción que siempre le ha tenido, siempre se ha sentido acompañado por ella, le pide que no permita que muera sin confesión; porque no es el primer ladrón que consigue la misericordia de Dios. La referencia es al buen ladrón, Dimas, que en el último segundo le robó a Jesús el cielo en el monte Calvario diciéndole: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Él le dijo: En verdad te digo, que hoy serás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 42-43). Eusebio dice que ya son dos los ladrones, y él tiene derecho a la redención que se obró en la cruz, por ser también un ladrón, y en este caso arrepentido.
[1] Décima: estrofa de diez versos octosílabos con la siguiente rima: abba, ac, cddc.
[2] Sagrada Biblia, Pentateuco. Eunsa, Pamplona 1997. nt 9, 8-17.