Hoy estaba leyendo el libro: "Para llegar a buen puerto" de Francisco Fernández-Carvajal, y en la página 34 he encontrado este texto, que me ha hecho pensar como profesor que soy. "El Papa Juan Pablo I solía preguntar en sus catequesis, cuando todavía era arzobispo de Venecia: ¿qué es lo más importante para enseñar latín? Y respondía: querer a Juan. Y San Agustín afirmaba que nadie puede ser conocido, sino en función de la amistad que se le tiene. ¿Cómo podríamos conocer a los demás para aconsejarlos rectamente, si no los apreciamos".
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