Cuando me enteré de la noticia por televisión, que una fuerza física pudo separar las aguas del mar Rojo al paso de los israelitas, tal como describe La Biblia, no me extrañó nada. Me pareció algo normal.
Dios se puede servir de hechos normales de la física para hacer algo extraordinario.
Aunque lo que a mí más me hace pensar, es que no pudieran pasar los egipcios.
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