Hace unos días fue noticia en todos los medios de comunicación del mundo dos atentados contra cristianos. El primero fue en Bagdad el 31 de octubre en el que fallecieron dos personas, y hubo un centenar de heridos. Más adelante, en Alejandría, Egipto; el 31 de diciembre, asesinaron a 21 personas y casi un centenar de heridos. Toda persona de bien cuando oye o lee estas noticias, pone el grito en el cielo, porque lo que se ha hecho, es perseguir a un grupo de personas por su fe. Hay que dejar claro, que son atentados terroristas, que es algo aislado, que ha sido en países que no tiene tradición cristiana.
Pero está surgiendo en Europa y especialmente en países de tradición cristiana un laicismo radical, que hacen quemas públicas de crucifijos por estudiantes; eslóganes blasmemos; parodias en teleseries, revistas o exposiciones de arte; interrupción de ceremonias religiosas, como el caso de la Universidad de Barcelona, cuando unos cuarenta estudiantes irrumpieron en la capilla con móviles y bocadillos e impidieron que el sacerdote oficiara la misa,etc.
Pero ustedes pueden decir: -Esto es imposible que ocurra en nuestro Jaén. Pues se equivocan, porque desde hace varias semanas un grupo de "desarmados" por llamarles de alguna manera, interrumpen la misa dominical de las 19 horas en la parroquia de San Pedro Pascual, en el barrio de San Felipe.
Este grupo de chavales se aposentan delante de la puerta del templo, y hacen toda clase de ruidos, para que dentro no se pueda seguir la ceremonia. A veces, abren la puerta y dicen barbaridades: -¡Mentira!. E incluso insultan al sacerdote, con palabras que yo no voy a repetir. Creo que la policía municipal podría hacer algo, para que las personas que quieran acudir esta misa no se vean coartadas por unas chicos que no saben lo que es la libertad.
Anoche no hubo sabotaje, posiblemente, porque había muchas personas alrededor de la lumbre, que se estaba preparando en la inmediaciones de la iglesia.
A menudo oímos hablar de antisemitismo e islamofobia, pero pocos denuncian la cristianofobia, que cada vez gana más fuerza.
Tenemos que exigir con firmeza el respeto a los derechos y libertades fundamentales de todos las personas: desde la libertad religiosa y de creencias hasta la libertad de expresión, pasando por la libertad de asociación y el derecho a la objeción de conciencia.
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