Si digo que estamos en una profunda crisis económica, y que hay mucha gente en nuestra provincia y en nuestra ciudad que no tiene nada que llevarse a la boca, tampoco hago un gran descubrimiento.
Me explico. El sábado pasado estuve en Jaén, y como tenía que hacer unas compras en la Avenida de Madrid, pasé por la parte trasera de la Parroquia de San Roque. Vi que había un grupo de personas, alrededor de 120, que estaban haciendo cola. Le pregunté a mi acompañante qué esperaban. Me dijo que estaban esperando que se abriera el comedor de la parroquia.
Este comedor funciona desde hace casi un año y medio. Fue una iniciativa del sacerdote de la parroquia don Juan Herrera ayudado por José María Pardo y Francisco Duro, y alrededor de 20 voluntarios. En un principio repartían bocadillos a los pobres que había delante de la puerta, pero poco a poco, y con la crisis aumentaron los indigentes, y el sábado pasado comieron alrededor de 156 personas.
Colaboran con la parroquia el banco de alimentos de Jaén, Cáritas y una panadería.
Al preguntarle a José María Pardo, porqué colabora con el comedor, me cuenta una anécdota que le sucedió a una monjita de la orden de la madre Teresa de Calcuta. Cuando ingresó en el convento, el primer día la destinaron a un comedor solidario de Londres. A la vuelta la superiora le preguntó cómo le había ido. Ello le respondió que había estado toda la tarde con Jesús.
Felicitar a todas las personas que colaboran con este comedor, porque lo hacen de una manera altruista, dedican varias horas de su tiempo al día, y no piden nada a cambio.
Esto sí que es una buena noticia.
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